FINISHER EN EL DESIERTO

Un mes después de mi regreso del Marathon des Sables, tengo claro que ha sido una experiencia  que difícilmente olvidare. No sé si es por la dureza y las condiciones extremas en las que te encuentras en el día a día de esta carrera, pero una de las cosas que más me sorprendieron, fue la fuerza de voluntad y la capacidad de soportar el dolor  de tanta gente que a medida que pasaban las etapas, todas las mañana puntualmente se colocaba en la línea de salida.
El desierto es calor, arena, dunas, piedras, subir y bajar montañas y cuando llegas al campamento despues de horas de agotamiento tienes tu tienda esperando para compartir con tus compañeros y hacer vida en el suelo.  Comer en el suelo, dormir en el suelo.
Algunos no terminaron, otros solo pensábamos en terminar y un pequeño grupo se disputaron el pódium. Eso si la mayoría la disfrutamos, cada uno a su manera y una vez terminada, muchos seguro que no piensan volver más, otros quizás y yo creo que  el desierto no se va a librar de mi fácilmente. No se cuando pero volveré.